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A4)coronación Julia Graciela Tovar

Ilustración: Julia Tovar, estudiante de Diseño Escenográfico en la ENSAD

La víspera de la coronación

de Estela Luna López

¿Por qué este teatro para jóvenes?

Porque en la educación han empezado a soplar nuevos vientos.

Porque para nosotros la juventud fue siempre digna del mayor respeto.

Porque el teatro escolar necesita obras para adolescentes que aborden sus temas.

Esta obra, quiere ser una colaboración de respeto a la juventud y un homenaje a su idealismo y su valor.

 

Emisario

Estela Luna López

La publicación de esta obra es un homenaje sentido a nuestra querida maestra Estela Luna quien nos dejó el 2020. La maestra Luna es una de las más destacadas dramaturgas peruanas y estudió pedagogía teatral en nuestra escuela en la década de los sesentas.

LA VÍSPERA DE LA CORONACIÓN

(Teatro escolar basado en una obra de Oscar Wilde)

 

«Los millonarios con Cadillac son más felices en sus vidas interiores que los mozos de tren. La respuesta está en que nadie puede gozar de bienestar económico ni de seguridad si su alma es anti-vida y anti-amor. El rico y el pobre tienen esto en común: los dos han sido educados en un mundo que desaprueba el amor, que le teme, que lo convierte en chiste obsceno» de Summerhill por A. S. Nell

Espacio

Sala de Palacio: un trono, una puerta que da a la alcoba real, columnas y cortinas. Cortesanos hombres y mujeres esperan la entrada del joven rey mientras conversan.

 Personajes

  • Joven rey.
  • Dama 1ª.
  • Noble 1ª.
  • Noble 2ª.
  • Marqués de Venalia: Profesor de Etiqueta.
  • Paje 1ª.
  • Paje 2ª.
  • Paje 3ª: Pedro.
  • Ambición.
  • Mujer mordaz.
  • Viejo tejedor.
  • Manco 1ª de la fila.
  • Mutilado 2ª de la fila.
  • Apestado 1.
  • Apestado 2.
  • Vencido 1.
  • Vencido 2.
  • Portador 1.
  • Portador 2.

Magnolia
(A la dama 1ª) El marqués de Venalia ha conseguido por medio de sus influencias que mi marido esté alejado un mes. Lo han mandado a Talión en misión diplomática y cuando regrese de allí encontrará manera de volver alejarlo. El marqués de Venalia está loco por mí.

Dama 1ª
Pero su amor no veo que me adorne mucho (mostrándole una pulsera). El del barón de Secoverde adorna mucho más

Magnolia
Pronto me adornará, te lo aseguro. Para mañana me ha prometido un collar de brillantes que le pedí.

Dama 1ª
(Envidiosa) Fíjate que no sean falsos.

Magnolia
¿A ti te dio algo falso alguna vez?

Dama 1ª
Sus promesas de amor.

Magnolia
Tú tuviste la culpa, te hiciste la difícil y se cansó.

Dama 1ª
Si no lo haces sufrir un poco, también se cansará de ti. A los hombres hay que saberlos manejar.

Magnolia
Yo los sé manejar, no me creas tan tonta. (Suspira) Manejarlos es lo único que nos queda cuando nos han desengañado de amarlos.

Dama 1ª
No vale la pena que sufras. Yo ya he dejado de sufrir.

Magnolia
(Mientras sonríe a dos caballeros que pasan) Yo también dejaré de sufrir algún día. Pronto quizá.

Dama 1ª
Ahora que está lejos, diviértete, que él se estará sin duda divirtiendo.

Noble 1º
El Gran Duque que revienta, prácticamente se le ha escapado al trono de las posaderas. Se ha fingido enfermo para no asistir a la ceremonia de coronación.

Noble 2º
¡Ja, ja! A lo mejor de verdad está enfermo de ira. Hubiera sido un rey tirano; en cambio este mocoso será fácil de manejar. Tiene dieciséis años.

Noble 1º
¡Qué gran golpe para el Gran Duque! Quiso probar ante la corte que el joven rey era un bastardo, pero el viejo rey tuvo tiempo de reunir la corte antes de su muerte y hacerlo reconocer su heredero legítimo.

Noble 2º
La verdad que fue una chochera del anciano. Yo no perdonaría tamaña falta a mi hija. ¡Despreciar su linaje y huir con un plebeyo! ¡Si es mi hija, la mato!

Noble 1º
¡La princesa rebelde fue desheredada!

Noble 2º
Pero el hijo que tuvo fue su protegido y ahora tendremos que soportar en el trono a su plebeyez. Nos hará comer coles en los banquetes. (Cruzan el salón).

Enamorado
(Joven caballero que cruza disimuladamente y al pasar junto a una jovencita le susurra). Necesito verte esta noche.

Enamorada
¡Cuidado, está mi padre!

Enamorado
Tengo que verte. Dime dónde y yo voy.

Enamorada
Dentro de un rato frente a la cámara del rey.

Enamorado
Te esperaré escondido. No tardes (Se aleja de ella).

(Entran dos nobles más acompañando al joven rey que es un poco sencillo a quien se ve le molesta la ropa. Todos hacen una reverencia).

Marqués de Venalia: Maestro De La Etiqueta
(Anunciando) ¡Su majestad, el Rey! (Avanzan) Sentaos en vuestro trono, majestad. (El rey incomodo sube al trono. El maestro de la etiqueta da tres golpes con el largo bastón que llevan. Los cortesanos se separan a un lado las damas y al otro los caballeros. Con fondo de una música palaciega el maestro de la etiqueta va diciendo nombres mientras las damas y los caballeros hacen una reverencia delante del joven rey. Al final los hombres han ocupado el sitio de las mujeres y estas el de ellos) ¡Doña Sofía Torrealta y Preciado, duquesa de Campoazul! (Pasa la enamorada y hace reverencia ante el rey) ¡Don Abelardo Torrealba, duque de Campoazul! (Pasa noble 2º) Doña Isabel de Piedrablanca, condesa de Lagunillas. (Pasa la dama 1ª) Don Pascual de la Rodela, conde de Lagunillas (Pasa el noble 1º) ¡Doña Magnolia Arboleda del Lago, vizcondesa del Zarzo! (Pasa Magnolia) Don Pedro de Blancavilla, marqués de Alcántara. (Pasa el enamorado) Doña Beatriz de Azur y Nieves, baronesa de Sacoverde. (Pasa una anciana dama) ¡Don Juan de Azur y Nieves, barón de Sacoverde! (Todos hacen una reverencia general que el rey responde con un movimiento de cabeza. el maestro de la etiqueta da tres golpes) Ha sido un día muy agitado para su majestad, dejémoslo descansar la víspera de su coronación. (El joven rey y un paje se van por la puerta de la cámara real. los nobles comienzan a abandonar el salón conversando).

Paje 2
(Se acerca al maestro de la etiqueta) ¿Me permitís, señor una palabra?

Maestro
Sí.

Paje 2
Dicen los jardineros que va hacer imposible que las cinco mil rosas del invernadero estén abiertas para mañana.

Maestro
(Con súbita ira) ¡¿Cómo dices?! ¡Ya verán esos estúpidos quién soy yo!

(Sale furioso seguido del paje) (Se descorren las cortinas y se ve al joven rey y al paje 3 en la cámara real).

Joven rey
¡Ay, Pedro, qué aburrimiento! (señalando su chaqueta). Ayúdame a quitar esta camisa de fuerza. (El paje lo ayuda) ¡Al fin libre! una de las primeras órdenes que daré será cambiar la ropa palaciega. ¡Quítate tú también ese corsé que te hace parecer una niña! (El paje desabotona su chaqueta) No sé cómo pueden sentirse cómodos con una ropa tan apretada. ¡Con razón mamá huyó de aquí!

Paje 3
(Terminando de quitarse la chaqueta) ¡Mucho más apretada que el cuerpo tiene el alma, majestad!

Joven rey
(Dándole un empujón) ¡Tú no me llames majestad!

Paje 3
(Devolviéndole el empujón) ¡Te llamaré majestad y te devolveré golpe por golpe, como siempre!

Joven rey
(Sonriendo) ¡Pedro, querido Pedro! Mi único amigo en este peligroso bosque de cortinas. ¡Ven a mis brazos! (El paje va y lo abraza, luego el joven rey se trenza con él en un pugilato en que cada uno trata de hacer caer por tierra al otro. Finalmente, el paje hace caer al rey. Ambos ríen) ¡Ajá, traidor, me derribaste otra vez! ¡Pero te aseguro que será la última!

Paje 3
Yo también lo creo. Si me siguen dando de comer como hoy día, pronto perderé toda mi fuerza y me tirarás al suelo con un dado.

Joven rey
¡Pero, si el almuerzo estuvo riquísimo! Nunca he comido un postre igual.

Paje 3
Ese sería el que te sirvieron a ti. Pero, como ayer quedamos en que para cuidar de que no te envenenaran, era mejor que yo comiera en la cocina, me fui a comer con los criados; y el hecho es que descubrí que aquí se cocina cuatro categorías de comidas. Una para el Rey y los nobles, cada uno de los cuales come en sus aposentos, otra para las ayas, doncellas y pajes, una tercera para los finos perros de caza que tiene sus alimentos especiales, y una cuarta para los barredores, caballerizos, guardianes de perros y lavaplatos. Los cocineros son muy vivos, prueban en grandes cucharones los mejores potajes y por eso los verás bien nutridos. Pero si vieras a los barredores comprobarías el efecto que causa en el cuerpo humano la dieta palaciega. ¡Si vieras que sopa más inmunda!

Joven rey
(Risueño) ¿De esa sopa comiste tú?

Paje 3
Esa sopa y un pan fueron todo mi almuerzo

Joven rey
Por ti no me apeno, grandísimo tragón, no te haría mal un día de dieta. Mañana ordenaré que te atiendan bien… Pero me parece terrible que haya el palacio gente que coma peor que los perros. ¿Son muchos los que sufren eso?

Paje 3
No sé cuántos. Pero son numerosos. El jefe de los cocineros dijo que se gastaba mucho en los mejorarles la alimentación y que los nobles y tienen gustos muy caros y no ser privan de nada.

Joven rey
Yo sería capaz de mejorarles la sopa a esos pobres sirvientes. Pero no será necesario. Averigua quiénes son los nobles que cumplen cargos permanentes en palacio, poseen perros de caza y tienen caballos propios. Está bien que además de la paga ellos y su familia tengan casa y comida bajo mi techo, pero la alimentación de sus animales haré que la paguen de su dinero, se les descontará del sueldo.

Paje 3
Te van a odiar a muerte.

Joven rey
Más me odiarán cuando ordene que se mejore la comida a los sirvientes. Lo que más desprecian en mí es que nuestro interés por los servidores de palacio. Hoy, cuando indagué por la salud del pintor que se cayó ayer de la escalera, el Maestro de la Etiqueta me lanzó una mirada de mal disimulado desdén.

Paje 3
A mí me detesta el tal maestro de Etiqueta. No pierdas ocasión de insultarme y se llama sucio cabrero.

Joven rey
Se desahoga contigo. Es a mí a quien quisiera insultar. Se puso rojo de ira cuando le impedí quemar el trabajo de pastor con que vine, y lo guardé en mi arcón.

Paje 3
(Mirando la habitación) Cabrero y todo, duermes en la cámara real y te sientas en el trono.

Joven rey
Sí, estoy rodeado de lujo. Pero desde que me has contado lo que comen los siervos de palacio, me parece ver lágrimas y sufrimientos detrás de cada rico cortinaje.

Paje 3
No te mortifiques, yo te en contaré las injusticias de que me entere. Ahora te dejo para que descanses (cogiendo su chaqueta). Me pondré otra vez la coraza… ¿No estas nervioso?

Joven rey
Un poco.

Paje 3
La ceremonia de coronación va ser inolvidable.  No me atreveré a tutearte después de que te coronen.

Joven rey
(Dándole una palmada en el hombro) ¡Tonto! Te mandaré matar por traidor a mi amistad.

Paje 3
(Sonríe) Entonces sí que te quedarías sin la mía. Bueno, acuéstate. Yo me voy.

Joven rey
¿Dónde estarás hoy?

Paje 3
Hoy nadie duerme en palacio. Todo el mundo está en movimiento dándole los últimos toques a la ceremonia de la coronación. Descansa un poco, majestad. (Hace una venia. Caen las cortinas) Las luces se atenúan. El enamorado regresa y se esconde en una columna. Se oyen pasos femeninos y sale la enamorada se abrazan.

Enamorado
¡Creí que llegarías nunca! Tenía que me descubrieran en este sitio, donde nosotros estamos prohibidos de estar porque hay luz.

Enamorada
Por eso te cité aquí. Nadie sospechará que estamos a la puerta de la cámara real cuando deberíamos estar en un rincón escondidos.

Enamorado
Ven más acá, quiero verte bien. Hace dos días que no he podido mirarte de cerca.

Enamorada
¡¿Ay, por qué será tan difícil amar?!

Enamorado
Porque el odio crece por todas partes. Tu padre me odia.

Enamorada
Odiaría a cualquiera que se me acerque. Esto es horrible, él te odia a ti y yo me odio a mí misma. Me quisiera morir.

Enamorado
Pero si yo te amo como un loco.

Enamorada
¡No debieras amarme, deberás despreciarme! ¡Tú sabes que soy una pérdida que ha traicionado a Dios!

Enamorado
Porque a Dios no lo amabas, tan sólo le temías. Pero a mí me amas.

Enamorada
(Se abraza a él) ¡Oh, sí, y cómo te amo! ¿Por qué al corazón de una mujer sólo se le permite estar lleno de renuncias o de arrepentimientos? ¿Por qué es un pecado el amor?

Enamorado
Porque ser feliz es un pecado en este horrible mundo.

Enamorada
Mi padre dijo esta mañana que para el mes que viene debo entrar al convento como lo prometió.

Enamorado
¡No entrarás allí nunca! Si te me te al convento soy capaz de asaltarlo con mis tropas y sacarte de allí.  Mis hombres me son fieles porque los trato bien; harán lo que yo les ordene. Si es necesario nos convertiremos en prófugos de la justicia para tener derecho a vivir nuestro amor, así será. ¿Tendrías miedo de dejar la corte para vivir conmigo en un lugar salvaje?

Enamorada
No, a tu lado no le temo a nada; y sabes bien que detesto la corte y sus corrompidas costumbres. Pero mi padre me prometió a Dios y no puedo hacerle faltar a su palabra. Condenaría a su alma.

Enamorado
Prometió eso a un Dios que no conoces, cuando tampoco a mí me conocías. Pero, ahora, a mí me has prometido vivir conmigo. Ni tu padre, ni tu madre tienen el derecho a negarte el amor.

Enamorada
Ellos quieren que me conserve pura, no quieren que me manche. No saben que ya me he manchado y no puedo mi vergüenza.

Enamorado
El amor nunca mancha. Sólo el odio ennegrece el alma. Si te niegas a amar y ser feliz tendrás que llenarte de odio. Tendrás que odiar todo lo que has perdido y quién te lo hizo perder. ¡Si tú no eres la madre de mis hijos odiarás a los hijos que yo tenga y a la mujer que sea su madre, me odiarás a mí mismo, odiarás a tu padre y a tu madre, azotarás tu cuerpo para que no te recuerde que has negado el mío, te odiarás a ti misma y odiarás a Dios!

Enamorada
(Llorando) ¡Cállate, cállate! Será así como dices, pero no viviré en pecado. El obispo no quiso darme la absolución.

Enamorado
¡El obispo le da la absolución al marqués de Venalia y no te la da a ti!, ¡qué ironía!

Enamorada
Viene gente, callemos. Hablaremos mañana. ¡Ojalá me muriera esta misma noche!

(Sale).

Enamorado
(Tras ella) Vivirás, tienes que vivir porque yo te amo. (entran dos pajes)

Paje 1
¡Valla nevada la que ha caído hoy! En verdad que el invierno está fuerte este año.

Paje 2
Por lo de la nevada no hay que preocuparse; todos aquí estamos cubiertos del frío. Por mi parte encuentro hasta conveniente que haya nevado.

Paje 1
¿Por qué? ¿No te parece una gran calamidad?

Paje 2
No, al contrario, la nieve es mucho más decorativa y mañana es el día de la coronación. No me negarás que es mil veces mejor que la carroza ruede sobre una alfombra blanca antes que sobre el sucio polvo del camino.

Paje 1
No había pensado en ese inconveniente. Lo dije pensando en las cosechas destruidas y en la gente que vive en casuchas.

Paje 2
Mientras vivas en palacio no te a afectarán mucho las cosechas arruinadas; aquí nunca te falta comida y, en cuanto a la gente pobre, ya está acostumbrada a soportar el frío.

Paje 1
¿En verdad crees que lo soportan?

Paje 2
Por cierto. ¿No has oído decir que el hombre es un animal de costumbres?

Paje 1
Sí, lo he oído, pero siempre me ha parecido que lo que llaman costumbre no es sino impotencia.

Paje 2
Llámese como se llame, el resultado es el mismo, aguantan ya te lo he dicho. ¿Por qué preocuparse?

Paje 1
Porque a veces no a veces no aguantan. El invierno pasado fue menos crudo que el presente y hubo muchos, especialmente niños y ancianos, que lo aguantaron. ¿No te enteraste?

Paje 2
No, no suelo andar a la búsqueda de noticias desagradables. Pero en todo caso, los niños se evitaron el trajín de la vida y los ancianos descansaron.

(El primero lo mira nomás).

Paje 3
(Entrando) ¿Todavía no ha llegado el Maestro de Etiqueta?

Paje 2
Todavía está ocupado en la colocación de las flores de la Catedral. Ha tenido un terrible disgusto.

Paje 1
¡Con tal que no desahogue su cólera en nosotros!

Paje 3
¿Qué ha pasado?

Paje 1
¡Figúrate! que el jardinero mayor le aseguró que las cinco mil rosas blancas del invernadero estarían abiertas esta noche y hay dos mil que todavía están en botón.

Paje 3
¡Bah, gran cosa! ¿Y qué importancia puede tener eso?

Paje 2
¡Cómo, te parece que no tiene importancia que las rosas no hayan abierto para el día de la coronación! (Despectivo) Bien se ve que acabas de llegar del campo y aún hueles a monte.

Paje 3
(Colérico) Pues dilo más despacio que el joven rey no huele muy distinto a mí, pues hasta la semana pasada no sabían que era nieto del rey difunto y se tenía por hijo de su pobre cabrero, y a mí, por su vecino y compañero.

Paje 1
¡Basta, callad! Vuestra discusión se pone peligrosa, podemos pagarla muy caro si alguien más la oye, y, además es completamente inútil pues no hará abrir más aprisa las rosas.

Paje 3
Lo cual me parece muy bien. ¿O creéis que los rosales han oído el bando y se han enterado de la coronación? ¿Qué os pasa? ¿Es que la corte os ha hecho olvidar que la naturaleza no es paje de palacio y no tiene porqué doblar el lomo como nosotros, para halagar la vanidad de los nobles?

Paje 1
¡Chist…! ahí viene el maestro de etiqueta.

Paje 3
¡Hombre qué miedoso eres! Tiemblas por todo.

Paje 1
Es que tiene un mal genio y una gran vara.

Paje 3
(Riendo) Es una asno perfumado (bajo). Lo haré rabiar, lo veraz.

Maestro
(Entra y se dirige al 1 y 3 pajes) ¡En lugar de perder el tiempo charlando deberíais ensayar la reverencia! Vuestros movimientos son completamente naturales, lo cual quiere decir que son completamente vulgares. A ver, ensayemos la reverencia (se ponen 1 y 3 en hilera y ensayan. El 2 se acerca a la cámara real y atisba. El maestro a 3) Con más gracia, palurdo, repite el movimiento.

Paje 3
(Suspira) ¡Oh, mi adorada pradera!, ¿cuándo te volveré a ver? (hace la reverencia)

Maestro
¡Qué horror! ¡Hazla de nuevo!

Paje 3
(Hace la reverencia con más torpeza aún) ¡Oh, creo que yo tampoco estaré floreciendo para la coronación!

Maestro
(Alzando la vara) ¡Torpe, yo te enseñaré a burlarte de mí! (los pajes 1 y 3 corren y salen); el 2 dice:

Paje 2
¡Chist, no hagáis ruido, que el joven rey duerme… y sueña!

Maestro
(Con curiosidad) ¿Sueña?

Paje 2
Sí, se nota porque está muy inquieto.

Maestro
¿Y con qué sueña?

(Se apagan las luces, al encenderse se ve al joven rey en un taller de tejedores, el sitio es muy pobre y las gentes andrajosas, bordan con piedras preciosas y tejen una tela dorada. el joven rey se acerca a un tejedor viejo, lo observa. este se vuelve de pronto, iracundo).

Joven rey
¿Cuánto demoras en bordar un metro de tela?

Viejo tejedor
¿Te parece que no trabajo muy a prisa? Ven y hazlo tú, entonces; a ver cuánto avanzas con las manos entumecidas por el frío, ¡a pesar de tu juventud!

Joven rey
¡Oh, no avanzaría nada! ¡No sé hacer eso!

Viejo tejedor
Y entonces, ¿a qué has venido? ¿A espiar? Eres sin duda un espía de nuestro perverso patrón.

Joven rey
¡No, les juro que no! ¿Quién es vuestro patrón?

Viejo tejedor
Un hombre (se enfrasca en su trabajo).

Joven rey
¿Un hombre?

Mujer mordaz
Sí, ¿por qué te extraña? Un hombre nunca ha tenido peor enemigo que otro hombre… ¿Creíste que era un ser distinto?

Joven rey
No, lo dije por decir.

Mujer mordaz
En verdad sólo hay una pequeña diferencia entre él y nosotros.

Vieja
Pero es una gran diferencia; sobre todo en este invierno tan crudo… ¡Hay que ver cómo notan mis pobres y viejos huesos la diferencia!

Joven rey
¿Cuál es la diferencia?

Mujer mordaz
Que él vive ricamente, está bien protegido del frío con las telas que para él tejemos y bordamos; mientras nosotras lleváramos harapos.

Joven rey
Pero, ¿por qué no tejéis para vosotros también? Si descuidáis vuestras propias personas no podéis echarle la culpa a nadie de estar como estáis.

Mujer mordaz
Con calma. La cosa es menos fácil de lo que tú supones. Yo tengo cinco hijos a quienes debo mantener; lo que gana mi marido como jardinero real no la cansa para nada, y yo debo trabajar como tejedora y como lavandera para darles de comer ya que la comida no cae del cielo, aunque seguimos atravesando el desierto. Evidentemente no somos el pueblo escogido… Si me siento a tejer para mí, ¿quién me paga el jornal y con qué le doy de comer a mis hijos? Supongo que no me preguntarás que para qué los tuve, no tienes cara de imbécil ni de cínico. (Pausa) Lo cierto es que lo que gano, apenas me alcanza para sobrevivir.

Vieja
¡Sobrevivir!, ¡qué cansador es sobrevivir! pronto cumpliré ochenta años. mis ojos casi no ven, pero tengo tejer y bordar todo el día sin descansar.

Joven rey
Pero, por qué, por qué? Tú eres muy vieja, ya; no tienes que cuidar a nadie. Arroja por allá esa tela y vive un poco, respira el aire puro del campo, ¡levanta la cabeza!

Vieja
(Con ternura) ¡Hijito, qué poco sabes de la vida! Mi caso es verdaderamente irremediable. A mi estómago no le interesa que yo mire al cielo; mientras no está lleno, no me deja pensar en otra cosa que en llenarlo con lo que sea; no tiene dignidad. Y para eso tengo que trabajar de la mañana a la noche. Esa ha sido mi vida desde que la recuerdo, nunca ha tenido otro fin que tratar de calmar mi hambre… ¿Lo comprendes, ahora? La miseria me ha esclavizado atándome con mis propias tripas… ¡Y ahora además el frío me vuelve tan demorona!

Joven rey
(Angustiado) Pero, ¿por qué ha tenido que ser así?

Viejo
Porque en el mundo hay ricos y pobres y los unos tenemos que trabajar para que a los otros les sobre de todo. La vida dura poco y ellos, los ricos, nos roban el tiempo que nos toca vivir para derrocharlo en diversiones o amontonarlo convertido en monedas. De sus cofres, a veces, sacan algunas; nos las dan de limosnas, y con eso creen habernos hecho un favor.

Joven rey
¿Es así todo el tiempo?

Mujer mordaz
Todo el tiempo. Unos hacen el vino y otros lo beben a su propia salud. En el mundo, ni alimento ni las horas sobran, y si algunos tienen demás es porque otros tienen de menos.

(Suenan campanadas).

Vieja
Es la hora del rosario. La esposa de nuestro patrón es muy piadosa. Debe estar entrando a la iglesia; habrá tenido que salir bien abrigadita; quizá lleva capa que le tejí ahora poco.

Mujer mordaz

… Y rezará perfectamente, sin equivocarse en la oración, pasará una por una las cuentas de oro de su rosario con sus cuidadas manos y, a la salida, dejará para dorar el nuevo altar: y habrá comprado así un hermoso lugar en el cielo.

Joven rey
(Estallando) Pero, no irá al cielo, ¡no irá! ¡¿No has oído esto acaso?!: «Antes pasará un camello por el ojo de una aguja que entrará un rico al cielo».

Mujer mordaz
(Ríe amargamente) La mujer de nuestro patrón tiene suficiente dinero como para mandar fundir una aguja gigante, contratar hombres que la paren con la punta para arriba y, luego, solemnemente, hagan pasar por su ojo una caravana de camellos al compás de clarines y tambores.

Viejo
¡Ya basta de charla! ¿Creéis que sobra el tiempo para acabar el traje de aquí a la ceremonia?

Joven rey
(Temiendo la respuesta) ¿Que traje es eso que estáis haciendo?

Viejo
Es el traje de la coronación.

(El joven rey da un grito. apagón. al encenderse las luces el paje y el maestro de etiqueta se miran asombrados).

Maestro
¿Qué ha pasado? ¿Lo has oído gritar?

Paje 2
Sí, ¿acudo a ver qué pasa?

Maestro
No, no ha llamado; sería por lo tanto incorrecto que acudieras… Lo más probable es que, acostumbrado como está a dormir sobre un jergón a ras del suelo, haya caído de la regia cama (ríen por lo bajo).

Paje 2
¡Ja, ja! Sería en verdad inoportuna mi entrada a su aposento en semejante ocasión.

Maestro
¡Altamente inoportuna! podrás encontrarlo en una posición incorrecta y nada majestuosa

Paje 2
¡Ja, ja! Por ejemplo, así (se pone en cuatro patas con las posaderas muy levantadas).

Maestro
¡Ja, ja! (le da un varazo). En verdad que tus posaderas no son más plebeyas que las suyas.

Paje 2
(Sobándose) Con la diferencia que las mías reciben varazos y las suyas no… De todos modos, tengo curiosidad por saber el motivo de su grito… ¡Y si atisbara con mucho cuidado?

Maestro
(Sonriendo) Vas aprendiendo, muchacho. Tu padre puede estar contento de lo mucho que adelantas bajo mi tutela. (Empujándolo hacia la cortina) En la vida, mientras no lo hagas notar todo te está permitido.

Paje 2
(Se asoma por la cortina) Duerme plácidamente ahora. Debe haber tenido una pesadilla.

Maestro
¿Una pesadilla? ¡Qué incorrecto! ¡Se nota su falta de crianza! Sólo así se explica que tenga pesadillas la víspera de la coronación. (Pausa) ¿Llevaste mi recado a doña Magnolia?

Paje 2
Dijo que es esperaba para que se lo vierais lucir.

Maestro
Iré dentro de un rato. La ansiedad de la espera la pondrá más hermosa.

Paje 2
Sabéis tratar a las mujeres.

Maestro
Conquistarlas es fácil, cualquiera lo hace. Yo me preciar de algo más importante; sé liberarme de ellas cuando me cansan.

Joven rey
(Adentro) ¡Oh, no, no!

Paje 2
Habla de nuevo en sueños.

Maestro
¿Él con quién hablará?

(Se apagan las luces. luego empieza a distinguirse un lugar abrupto. Aumenta la luz y se ve una fila de hombres famélicos, enfermos y mutilados que caminan penosamente en una marcha angustiosa. Dos de ellos llevan una camilla con un cuerpo).

Joven rey
(Yendo a su encuentro) ¡Alto, hombres, deteneos! ¡Contestad sólo una pregunta! (Sigue el lento desplazamiento de la fila como si madre lo hubiera oído) ¡Estoy hablando con vosotros, hombres, deteneos un rato! (Sigue la marcha. el rey grita) ¡Os ordeno que se detengáis! (Se detienen) ¿Es que estáis todos sordos? ¿Por qué no os detenéis?

Primero de la fila
(Tiene un brazo menos) ¡Oh, perdona, señor! ¡No sabíamos que nos hablabas a nosotros!

Joven rey
¿Cómo es eso? Si es llamé repetidas veces.

Primero de la fila
No nos dimos cuenta; nos llamaste «Hombres» y generalmente sólo nos llaman «bestias».

Joven rey
¿Quién os llama así?

Segundo de la fila
(Mutilado) ¡Oh, no tiene importancia, señor! Quizá lo hacen porque no saben cómo llamarnos, hemos perdido nuestros nombres, no significan ya nada puesto que nadie nos amaba y como veis, ya no somos hombres completos; a unos nos faltan pedazos del cuerpo y a todos nos faltan la alegría de vivir.

Joven rey
(Recorre la fila) ¿Qué, ha sucedido? ¿Por qué estamos todos tan maltrechos?

Apestado 1
(Se adelanta un paso) Porque somos los siervos, ya inútiles, de la ambición y la avaricia (pausa corta) ¿Cuántos años, creéis que tengo yo?… Aún no he cumplido los treinta de vida.

(Se adelantan cuatro deshechos que cantan a coro).

 Coros apestados y vencidos

“Estamos en la flor de la vida,

estamos en la bella estación.

Somos el grupo aún no dorado

de los trigales del Buen Dios”

(Pausa).

Apestado 1
Pero nuestra flor no dará ya frutos porque la enfermedad la envenenó.

Apestado 2
La vacuna costaba unos centavos, un granito de trigo que la avaricia no quiso soltar; y no nos vacunamos.

Apestado 3
Nosotros rompíamos las entrañas de la tierra en busca de rubíes, pero la enfermedad rompió las muestras y nos robó la sangre.

Apestado 2
Sólo un grano de trigo de la enorme mano repleta y apretada de la avaricia costaba la vacuna…pero no lo soltó, y no nos vacunaron.

Apestado 1
Los miserables entraron en tropel en nuestros cuerpos sin defensas. Eso dijo el médico que nos llamaron a última hora para hacer los certificados de los que ya murieron.

Apestado 2
La peste salió del pantano, de sus negras muertas salió la muerte.

Apestado 1
La desecación del pantano, según los ingenieros, hubiera costado un granito que la mano repleta de la avaricia no quiso soltar.

Joven rey
¿Cómo fuiste a para a este lugar?

Apestado 2
Nos reclutaron por todo el país, nos sacaron de nuestros pueblos prometiéndonos buena comida y buena paga. Escogieron a los más fuertes u nos llevaron a las minas.

Joven rey
¿Y vosotros?

Vencido 1
A nosotros nos reclutaron los traficantes de crueldad. Ellos cantan muy bien canciones de sirena, saben ennegrecer la esperanza del pobre y te hacen creer que un vaso de whisky con sangre es mejor que uno de agua tomado con la boca entera.

Vencido 2
Yo era un mozo bastante fuerte, y tenía la inteligencia suficiente como para no estar conforme con la miseria. Creí que en el ring de box estaba la solución, pero no la encontré. Sólo unos pocos logran vivir con el sangrar de sus rostros, y se pueden mirar en el espejo con la ropa elegante y nueva que nunca podrá redimir la cara remendada.

Vencido 1
Nosotros somos los vencidos.

Vencido 2
Nosotros somos de los que caímos tambaleantes; el aliento y la sangre se nos cayeron a la lona. Y cuando fuimos cayendo uno tras otro, doblados de dolor, la ambición vino con el látigo y nos azuzó para que hiciéramos nuestro trabajo. (Aparece un verdugo enmascarado o un capataz con un látigo).

 Ambición
(Baila una danza frenética azotando al grupo)

¡Trabajad, trabajad, trabajad!

Haraganes.

Mi cofre de riquezas rebalsó ya,

pero ahora estoy llenando otro

¡Trabajad, trabajad, trabajad,

perros!;

para cuando haya rebalsado

mi nuevo cofre

ya el carpintero tendrá

otro listo

¡Trabajad, trabajad, trabajad!

Bestias.

¡Trabajad, trabajad, trabajad!

 

(Desaparece en su frenética danza. El joven rey trata de ayudar a levantarse a un apestado).

 

Apestado
No, no te acerques tanto. Estamos con la peste.

Coro de apestados
Moriremos de peste y de dolor en la flor de la edad.

(Se confunden en la fila con los demás, el rey se aproxima a uno que tiene una pierna de menos).

Joven rey
¿Y a ti qué te paso?

Segundo de la fila
(Optimista) Ah, el mío es un caso de suerte, sólo perdí una pierna. Otros quedaron tan deshechos que nadie los pudo identificar. (Se acerca más al rey) Fue una explosión en la mina… Hubiera podido evitarse, pero tomar precauciones le hubiera costado a la avaricia algunos granitos de trigo y, por no soltarlos, perdió todo un puñado. Se debe estar tirando de la los pelos todavía. Pero la alegría de saber que rabia no me puede devolver mi pierna, ni sus padres a los hijos desaparecidos (Pausa).

Joven rey

(Cada vez más angustiado, se acerca a los portadores de la camilla) Y este, ¿qué es lo que tiene?

Portador 1
Ahora no tiene nada, ya murió.

Joven rey
¿Cómo, está muerto?

Portador 2
Sí, buceó, buscando perlas hasta que se le reventaron los pulmones… era un joven malayo; mientras navegábamos hacia el banco perlífero sus ojos tristes seguían el vuelo blanco y palpitante de unas gaviotas. Una vez me dijo: «Mi corazón es hermano de los pájaros, pero está prisionero».

Portador 1
Era un gran buscador de perlas. Pero quería comprarse un día un bote para dedicarse a pescar.

Portador 2
Pero esta mañana lo hicieron sumergirse en el mar una vez y otra vez, hasta que ya no pudo más.

Portador
Pero la última vez que subió a la superficie trajo presa en la mano, ya morada, la más bella perla del mundo. ¡Una perla magnífica que será para el costoso cetro del joven rey!

(El joven rey lanza un grito desgarrador y se apagan las luces, cuando vuelven a encenderse se ve al maestro de etiqueta y al paje sorprendido mientras entra corriendo doña Magnolia).

Magnolia
¡Que sucede? ¡Qué susto! Ya me iba a costar cuando he oído gritar horriblemente.

Maestro
No os inquietéis, mi bella señora: aunque la ingenuidad os asienta muy bien. Porque que nuestro inexperto rey tiene pesadillas.

Magnolia
Para haber gritado así, debe haber soñado algo terrible… Espero que no vuelva a soñar esta noche porque si me desvela amaneceré con ojeras y muy pálida (bajando la voz) ¿Por qué no fuiste a verme?; te he estado esperando (le muestra el collar que lleva puesto) ¿No me queda precioso? Mañana más de una palidecerá de envidia.

Maestro
No será por la joya sino por vuestro rostro.

Magnolia
Exageráis vuestra galantería. La joya es un alarde de generosidad.

Maestro
(Un poco para sí) Rosas de menos, brillantes de más, equilibrio prefecto.

Magnolia
¿Que decís?

Maestro
Yo me entiendo.

Magnolia
Con vuestro permiso me vuelvo a mis habitaciones.

Maestro
(Reteniéndola) No te vayas aún. Ya es casi de día conversemos un poco.

Magnolia
¿Y sobre qué podemos conversar?

Paje 2
(Ha estado atisbando de cuando en cuando al rey). Si no os parece mucho atrevimiento yo puedo proponer el tema.

Magnolia
Di.

Paje 2
¿Qué sueña el joven rey? ¿Qué os dice a vos, soñadora, vuestra intuición femenina?

Magnolia
A juzgar por sus gritos, nada agradable sueña. (Burlona) Soñará que lo corre el noble chivo padre de su manada.

Maestro
(Burlón) No exageréis, señora. Su padre no era noble chivo, era apenas un escultor plebeyo.

Magnolia
Pero por línea materna es heredero directo del trono.

Maestro
Eso puede ponerse en tela de juicio. Pues, si la madre fue desheredada, ¿de dónde le viene esta herencia al hijo?

Magnolia
Vamos, no podéis negar la sangre. Es nieto del rey difunto, y además no es un bastardo, sino fruto de la legítima unión de la princesa que se casó disfrazada de campesina.

Maestro
Lo cual es mucho, pero, señora mía, no miréis las cosas con vuestros románticos ojos femeninos y reparareis en que las mejores cortes del mundo han admitido siempre, como cosa natural, el amancebamiento de la familia real y a sus hijos bastardos, ¡pero jamás a los matrimonios desiguales y a su altanera y rebelde progenie! Al bastardo se le mantiene humilde con sólo recordarle su origen. ¡La sangre puede mezclarse, pero la alcurnia, no!

Magnolia
¿Es la alcurnia, entonces, más importantes que el amor?

Maestro
Es demasiado pedir a la vida, haber nacido princesa y querer tener derecho al amor.

Magnolia
De todos modos, la princesa fue muy valiente. Fue capaz de dejar el trono por la felicidad. Ojalá fuéramos tan valientes como ella las que no nos decidimos a dejar ni la más mínima comodidad.

Maestro
Vamos, querida, no os pongáis filósofa; se puede marchitar vuestra tersa frente y dejareis de ser tan encantadora ¿No estáis feliz, acaso, con vuestro collar?

Magnolia
Sí, ya os lo dije.

Maestro
Entonces, dejádmelo ver en vuestra sonrisa. (Vienen dos pajes con las vestiduras reales, uno de ellos lleva en un cojín una corona cívica y un cetro) ¿Traéis ya las vestiduras tan temprano?

Paje 1
Sí, señor. Dentro de dos horas debe estar el rey coronado. (Mostrando el manto) ¿Qué os parece este manto?

Magnolia
¿La tela es una maravilla! ¡Toda bordada en oro y piedras preciosas!

Paje 2
No os admiréis, todavía, señora hasta haber visto la corona tachonada en rubíes y perlas que espera en la Catedral a su majestad. Esta que veis aquí no vale la centésima parte de aquella

Magnolia
¡Oh!

Paje 2
(A los otros dos pajes) Entrad de una vez y cuidad de no despertarlo; aún puede dormir una hora más, y ha pasado una fea noche.

(Se descorre la cortina y aparece el joven rey despierto en su cámara y vestido de pastor. todos los presentes lo miran a sombrados).

Joven rey
Llevaos esas ropas. Son bellas, pero yo no me las pondré. Ese cetro, quitadlo de mi vista que no pienso tocarlo. Todas esas prendas están malditas.

Magnolia
(Al maestro de etiqueta) ¿Qué cosa esa diciendo? ¡Está loco!

Maestro
Debe seguir soñando. Trataré de despertarlo.

Magnolia
¡Hay que ver en qué facha está! ¡Voy a llamar gente! (Sale corriendo) ¡El rey se ha vuelto loco!

Maestro
Saludo a su majestad en el día de su coronación

Joven rey
No tenéis que recordarme que hoy es el día de mi coronación. Ya lo sé; pero no me pondré esas ropas. He visto en mis sueños de donde viene su belleza.

(Magnolia. Regresa con los nobles 1 y 2 la dama 1 y la anciana. todos miran asombrados al joven rey) ¿Os asombra que desprecie la belleza de esta tela? (Coge el manto) Pues sabed que ha sido tejido por seres hambrientos y ateridos. (Cuchicheos) Admiráis el puro rojo de los rubíes, pero yo sé que están teñidos de sangre humana y la perla del cetro cuesta una joven vida. Lo he visto todo en sueños.

Noble 1
¡Está loco! No hay duda.

Dama 1
¡Jovencito tonto! ¡Qué importancia puede tener un sueño!

Noble 2
¡Si fuera uno a preocuparse por la vida de la chusma!

Dama 1
No tiene nada de malo la educación que le han dado. Lo han dejado juntarse con gentuza y ahora no sabe distinguir. (A Magnolia) ¿Qué te parece? ¡No hay que vestirse hasta no haberse preocupado de la vida de las tejedoras y costureras!

Maestro
Señor, te suplico que no pienses más en lo que has soñado y te pongas tus reales vestiduras.

Joven rey
Este es mi traje, el que me corresponde. Ya estoy vestido.

Noble 2
(Aparte) ¡Pero este mocoso está desvariando!

Magnolia
Llamad al señor Obispo. Él es quién lo hará entrar en razón.

Noble 1
Yo también lo creo, así.

Noble 2
Yo iré a buscarle. (Al paje 1) Venid conmigo (sale seguido del paje).

Maestro
(Tratando de convencer al joven rey) Señor, el pueblo espera ver a su rey, y vos pensáis mostraros como un mendigo.

Joven rey
¿No está acaso la mayor parte de la población de este reino formar por mendigos?

Maestro
Pensad un momento, señor. ¿No es cierto que el lujo del rico sale la vida del pobre? ¿No es verdad que si no satisficiera sus caprichos no tendría con qué comer?

Joven rey
¿Así, es como veis las cosas, conde de Lagunillas? ¿No es, pues, justo que le hombre viva de su trabajo? ¿Creéis que aún debe estar agradecido de que se le permita vivir? ¿No es un lujo del rico el que sale del hambre del pobre, señor de Venalia?

Maestro
(A los demás nobles) ¡Esto es inconcebible! ¡Es un palurdo! ¿Con quién cree que trata?

(Entra el obispo con el paje noble 2 y el paje).

Obispo
Dejadme a solas con el rey. (Todos salen) Hijo mío, ¿qué tienes? (silencio del rey) ¿No quieres escucharme? (ídem) ¿Ven cuéntame que has soñado? (ídem) Hijo, ¿sabes que estás faltando al respeto que me debes por ser anciano y no por ser sacerdote? (ídem) ¿Quizá yo pueda darte la solución al problema que tengas? (el joven rey continua en silencio. el obispo comienza a encolerizase) ¿Qué altanería inusitada es ésta…? (Colérico) ¿Quién crees que eres tú para negarme una respuesta?

Joven rey
(Simplemente) Dios.

Obispo
(Estupefacto) ¿Cómo dices?

Joven rey
Digo que estaba jugando a ser Dios. Es un juego aburrido pero muy cómodo. Uno se pone sordo y mudo, no da nunca ninguna respuesta pase lo que pase, y eso es un Dios. ¡Qué difícil en cambio, es ser hombre, padre!

Obispo
(Grita) ¡Ha blasfemado! ¡Ha blasfemado! ¡Guardias prended al sacrílego! (Reingresan los nobles. además, la enamorada y el enamorado que es capitán de la guardia) ¡Guardia, a él! No puedo coronarlo porque ha blasfemado

Joven rey
(Detiene con un gesto a la guardia) No; estoy rezando una humilde oración. Me vuelvo a mi cabaña del monte, señor obispo. Me descubierto que no sirvo para lo que me quieren aquí. Podría ser un rey ciego, sordo y mudo, una especie de Dios. Pero yo quiero ser un hombre. Yo quiero responder cuando se me hable, y todavía no sé qué respuesta debe darle a la madre que no tiene con qué darle de comer a sus hijos, al trabajador que se queda sin trabajo, al que trabaja más de lo que puede y al que vive sin trabajar. (Al paje 3) Pedro, anda y llama a mis trabajadores de palacio, sólo a ellos les debo explicaciones. (Los nobles tratan de impedir que Pedro salga, pero el enamorado ordena a su guardia).

Enamorado
¡Dejadle salir!

Maestro
¿Qué es esto, una traición a tu cargo, marqués de Alcántara?

Obispo
¿Qué es esto, capitán? ¿Contra el hermano levantar las armas? No habéis oído decir: «Amaos los unos a los otros».

Enamorada
(Sin poder contenerse) ¿Pero si usted mismo lo llamó?

Obispo
¡Contra un blasfemo! ¡No contra un hermano, de su misma alcurnia! ¡Dios es amor, y amar en este mundo es lo más noble!

Enamorada
¡Pero si usted me ha dicho que el amor en este mundo es vano; que es impuro y caduco! ¡Si usted me ha dicho que el amor es pecado y me hizo arrepentir y llorar de vergüenza cuando le confesé haber amado hasta no darme cuenta dónde terminaba mi alma y empezaba mi cuerpo!

Noble 2
¡Insensata, mala hija!

Enamorada
¡Oh, gente cruel e hipócrita! ¿En dónde está el amor? Yo solamente veo odio por todas partes, y no sé dónde hallar la fe en qué creer, un amor que valga la pena de entregarle toda una vida. (Entra el pueblo. Se acerca al joven rey) Yo te comprendo, joven rey; yo entiendo que no quieras dejarte envolver en esta asfixiaste corte. Tú que vienes del campo y sabes mirar con pureza, quizá puedas decirme, ¿cómo puedo resolver este caos que tengo en el alma?

Joven rey
Perdonadme, hermosa señora, pero tu tragedia amorosa me parece un asunto sin importancia. Eres joven, llena de vida, estás ricamente vestida y bien alimentada. Anoche en mi sueño vi a una pobre mujer de ochenta años que, entumecida por el frío, tenía que seguir trabajando en un húmedo sótano. Trabajó toda su vida y sólo descansará cuando haya muerto, pero se aferra a la vida y a trabajar y trabajar solamente para sobrevivir. Quizá puedas ayudarme a pensar cómo solucionar el problema de todas las que sufren como ella. ¿No se te ocurre alguna solución? (La enamorada se pone a llorar y se refugia en los brazos de su amante).

Cocinero
(Se adelanta) Perdonad, majestad, soy uno de vuestros humildes pinches de cocina (tratando de congraciarse), el que hizo el postre de manzanas que repetiste ayer en el almuerzo (el joven rey sonríe) Perdonad mi indolencia en dirigirle la palabra. ¡Pero sois aún muy joven! En cambio, yo he visto en este mundo cosas que hubiera preferido no ver y, para poder seguir viviendo sin sentirme completamente desgraciado he terminado por decirme: ¿Cómo piensas impedir que el lobo se coma al cordero?

Joven rey
¡Cómo!, ¿por qué dices eso? ¿Es acaso lo mismo? Los hombres no son lobos y corderos, son todos de la misma especie y, por lo tanto, hermanos.

Jardinero
(Que ha llegado atrasado. muy asustado) Permitidme, señor…

Joven rey
¿Qué sucede?

Jardinero
Soy uno de vuestros jardineros, señor. Os suplico que me prendéis a mí y mis compañeros. Hemos hecho todo lo posible pero la totalidad de las rosas no han abierto.

Maestro
(Tratando de impedirle hablar) ¡Qué ridiculez! ¿Te atreves a traer ante su majestad…?

Joven rey
Yo quiero oírlo, dejadlo hablar… (Al jardinero) Decías que unas rosas…?

Jardinero
Sí, señor. Las cinco mil rosas que debían adornar hoy la catedral no han abierto en su totalidad. Hemos hecho todo lo posible, pero aún hay dos mil en apretado botón.

Joven rey
Pues me parece muy meritorio de vuestra parte que hayas conseguido hacer florecer los rosales con semejante estación. Si vuestra habilidad estuviera al servicio de la producción de alimentos hubierais conseguido una estupenda cosecha de trigo. Pero os encaminaron mal la vocación para satisfacer la vanidad de los ricos. Vosotros no tenéis la culpa.

Jardinero
(Casi sin poder creer) ¿Nos levantareis, entonces el castigo, señor? Todos los jardineros tenemos familia numerosa que mantener.

Maestro
(Furioso) ¡Qué manera de hacer perder el tiempo!

Joven rey
Os he dicho, señor de Venalia, que lo dejéis hablar. (Al jardinero) ¿De qué castigo me habláis?

Jardinero
De la suspensión de un mes de sueldo que habéis ordenado para los jardineros de palacio porque no han florecido todas las rosas.

Joven rey
¿Yo, suspenderos el sueldo de un mes tan injustamente? ¿Quién os ha dicho tal cosa?

Jardinero
(Valiente) ¡El marqués de Venalia!

Joven rey
¡Señor de Venalia! (El maestro de etiqueta se acerca muy tieso). ¿Habéis dicho que yo he ordenado quitar el sueldo a los jardineros?

Maestro
En ningún momento he tomado el nombre de vuestra majestad para cuestión tan baladí. Haciendo uso de las atribuciones de mi cargo y con el celo que siempre he demostrado en el desempeño del mismo, he suspendido la paga a los veinte inútiles y haraganes jardineros de palacio porque…

Joven rey
(Interrumpiéndole) ¡Qué bien habláis, caballero! Pero no me enredéis con vuestra habilidad. De modo que para vos es un asunto baladí dejar sin comer a veinte hombres y sus familias. ¿Habéis dejado de comer alguna vez?

Maestro
Nunca, majestad.

Joven rey
Pero resulta fácil dejar a los jardineros, a sus mujeres y a sus hijos pequeños sin comida. Sólo porque no es época de rosas.

Jardinero
(Seguro de la protección real) Ya el otoño pasado nos multó con la paga de quince días, también injustamente.

Joven rey
Señor maestro de la etiqueta, entre las obligaciones de vuestro cargo, ¿no está la de pagar a los jardineros de palacio?

Maestro
Así es, majestad.

Joven rey
Pues, reintegradles el dinero de esos quince días. No sea que se diga que ponéis tanto celo en castigarlos porque lo que le quitáis a ellos va a parar a vuestros bolsillos (burlón) ¡Ya sabéis lo que es la difamación!

(Risas de los trabajadores de palacio).

Maestro
Vuestras palabras me ofenden, majestad.

Joven rey
¡Oh, no os ofendáis! Estoy cuidando vuestro honor. Pero creo que a la gente no se le puede dejar en la alternativa de ser o no ser honorable. Hay que obligarla a serlo porque de lo contrario corres el peligro que se conforme sólo con parecerlo.

Jardineros y pinches
¡Viva el Rey!

(Los nobles revientan de ira).

Magnolia
(Despectivamente, al Marqués de Venalia) ¿De modo que robáis a los jardineros de su mezquina paga?

Maestro
¡No pensareis que he de gastar mi hacienda en comprar diamantes a mujeres livianas!

Magnolia
Las mujeres livianas son las únicas dignas de hombres como vosotros, y las joyas son lo único que una mujer puede obtener de vuestro traidor corazón. (Ríe) Yo estoy de vuelta de la fe en el amor, no deja otra cosa que pesares; los diamantes no los podrá empañar ni vuestro olvido ni vuestra traición.

Joven rey
Pero esas joyas cuestan vidas humanas. Yo vi anoche de sonde salía el lijo de los ricos, yo vi anoche, en mi sueño, los ojos de los pobres que se pagan entre las minas y en el fondo del mar. (A Magnolia) Tenéis puesto un collar de ojos humanos, alrededor de vuestro cuello. (Magnolia acusa, disgusto, pero se quita el collar). Yo aún no encuentro respuesta para los miserables que claman por justicia.

Enamorada
(Al enamorado) Tú no le has contestado nada al joven rey, yo tampoco le contesté. De qué nos sirve nuestro amor si no nos ayuda a encontrar respuestas contra el dolor de los demás (mirando alrededor) Si nuestro amor es parte de esta corte, si es un asunto palaciego, y su finalidad no es otra que darle chisme ocioso o, en el mejor de los casos, de servir de reproducción de gente siempre igual, en un mundo igual de hipócrita, de vano y cruel, dime, ¿qué diferencia hay entre nuestro amor y el amor de los pavos reales del jardín de palacio?

(El enamorado reflexiona mientras la mira).

Noble 2
¿Esta muchacha ha enloquecido?

Enamorada
No, estoy pensando, padre. Estoy pensando. Algo que tú trataste siempre de impedir, como lo hicieron con mi pobre madre. Ella era una idealista, ¿verdad?, te casaste con ella porque era una idealista, una joya rara en palacio, y su idealismo se agotó en imaginar que tú eras más valioso y más noble de lo que nunca fuiste ni quiste ser, en imaginar virtudes que tú nunca tuviste para poder justificar ante sí misma haberte dedicado toda su vida.

Obispo
¡Calla! ¡No juzgues a tus padres, insensata!

Enamorado
¡Calle, usted, monseñor… tenga vergüenza! Usted le da la absolución al marqués de Venalia y se la niega a ella, y aún pretende tener autoridad. Ella tiene razón; si nuestro gran amor va a terminar igual que todos los amores que conozco, si a nuestro amor se le ofrece por delante un futuro más digno, ella tiene derecho de dudar (A ella) Y yo te agradezco tus dudas. Tú sabes más de mí que lo que sé yo mismo, tú me obligas a pensar en metas más lejanas y más dignas que el amor y el placer individual. (Al joven Rey) Yo no te puedo dar aún una respuesta, joven rey, a la pregunta que me hiciste. Yo no sé aún cuál es la solución a las muertes injustas, al hambre y a la miseria; estoy de tu parte dedicaré toda mi fuerza a encontrar esa solución. (A ella) Así, me sentiré más digno de tu amor, aunque tenga que estar lejos de ti.

(Se abrazan).

Paje 3
(Está con los trabajadores de palacio) La solución está aquí, joven rey. Entre los pinches de cocina, entre las lavanderas, entre los barredores y los cuidadores de perros y caballos, entre los jardineros. Entre todos aquellos que se pasan la vida, que se gastan la vida, dándole brillo a esta dorada corte.

Todos los plebeyos
¡Ven con nosotros, joven rey! (Vivas al j. rey)

Obispo
(Fuera de sí) ¡A quién aclamáis, gente necia! ¡A quién declaráis vuestro rey?  ¡Yo no lo he coronado todavía y nunca lo coronaré!

Varios nobles
(Gritan) No será nunca coronado! ¡No le daremos la corona!

Joven rey
A mí no me interesa vuestra corona. No me habría vestido así para lucirla si es que la quisiera. Pero ahora pienso que no debo irme porque eso es lo que vosotros os conviene. No imaginéis que os dejaré el gobierno y las riquezas de la corona. Volverán a sus dueños verdaderos y servirán para un fin noble.

(Desesperación de los nobles y vivas de los plebeyos que enarbolan sus herramientas de trabajo) Ya que las riquezas de la corona no alimentarán vuestros perros, ni vuestros caballos mientras que se muera de hambre mi pueblo.

Plebeyos
¡Viva el joven y justo rey! ¡Que viva nuestro rey!

Nobles
¡Que muera el traidor a su clase! ¡Que muera el reyezuelo!

Maestro
(Sacando la espada) ¡Silenciemos su lengua insolente y plebeya!

Enamorado
(Sacando la espada) ¡Os tendréis que entender conmigo, no con un jovenzuelo desarmado!

Maestro
Nobles a mí (los nobles desenvainan sus armas los plebeyos alzan sus cucharones, escobas y palos)

Enamorado
¡Aquí, mi guardia! ¡Defended vuestra causa que es la causa del pueblo!

(Se arma una lucha. los nobles huyen. las mujeres de corte gritan, la enamorada está al lado del rey con la espada que le arranco a su padre antes de que pudiera desenvainarla).

Maestro
(Mientras cae herido de muerte) ¡Ay, traidor a tu clase, ya te arrepentirás! (el noble 2 lo sostiene).

Enamorado
Mi clase es solamente la dignidad humana. No tengo orgullo de ser noble si no de ser un hombre

Noble 2
¿Hija desnaturalizada, oprobio de mi nombre!

Enamorada
Yo le daré a tu nombre la nobleza que nunca tuvo, padre. Padre sé que estoy en el camino justo.

Obispo
¡Seréis excomulgados, plebeyos insolentes y nobles descastados! ¡Seréis excomulgados!

Magnolia
Huyamos, monseñor, huyamos antes de que sea demasiado tarde.

Obispo
(Huyendo) ¡La exclusión caerá sobre vosotros!

Jardinero
¡Ya hemos soportado durante mucho tiempo la excomunión más dura la del hambre!

Noble 1
(Arrastrando fuera al maestro de etiqueta) Vámonos de aquí, marqués.

Maestro
Me estoy muriendo. Vengad esta muerte… Usad toda mi herencia en montar un ejército que derroque a este rey, y devuelva el poder a nuestra clase.

Noble 1
Esta noche misma estaré en el reino vecino y pediré ayuda militar. Con los ejércitos del rey vecino invadiremos el país y recobraremos el poder. (expira el noble 1 lo abandona)

Enamorado

(A cadáver de Marqués de Venalia) Sí que recodaremos tus palabras marqués de Venalia… La unión hace la fuerza (sigue la lucha mientras cae el telón, porque la lucha continua)

Joven rey
Debemos prepararnos en seguida para una invasión. Pedro, anda al campo y organiza a pastores y labriegos.

(Sale Pedro, el expaje 3, con otros).

Cocinero
¡Yo iré por los talleres y mercados!

(Sale con otros).

Mujer
Yo voy a organizar la retaguardia.

(Sale).

Joven rey
¿Y qué puedo hacer entretanto?

Enamorado
Voy a enseñarte a manejar la espada. Todavía eres casi un niño. Pero hasta los niños es necesario que la aprendan a usar.

Enamorada
Y entretanto mira y pregunta y busca siempre la respuesta para todas tus dudas. Mientras la juventud haga preguntas y no acepte mentiras, mientras la juventud no se conforme ni se deje arrastrar a soluciones cómodas y falsas, aún podemos salvar el mundo, aún puede haber en él lugar para el amor. (gritos fuera) ¡Que viva el joven rey!

Joven rey
Ellos me llaman rey, pero el obispo se negó a coronarme.

(Entra el pueblo) ¡Que viva el joven rey!

Enamorado

Alguien más alto que él te ha coronado.

Joven rey
¡Viva el pueblo!

(Algarabía general, bruscamente los actores detienen la acción y quedan petrificados formando un cuadro vivo. Luego, giran en seco y quedan mirando al público en actitud combativa. El final de esta obra es la historia…)

FIN

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